diciembre 02, 2008

COMPLICE*

En las grises calles, de las ciudades o en áridas tierras de pueblos perdidos,
por doquier deambulan entre vicio y mugre las caras de quienes creen pueden mofarse de aquellos que solo saben ser puros, esos, de ojos dolidos, de manos vacías, de sueños sombríos que descubren un mundo egoísta de ambición y muerte.

Qué vergüenza siento que yo de formar parte de una sociedad, de una familia de trabajo que nada comparte más que sus frustraciones aplastando a punta de dinero a quienes los rodean, que inmersos en su mundo de absurdos valores, olvida esos que son baluarte de un mundo futuro con hombres y mujeres mejores que ellos mismos.
Qué vergüenza siento por no reparar, en que soy culpable por complicidad, por que aguanto esos pisones de quienes considero mis amigos.

Pero quiero decirles que no soy culpable de sus almas dolidas, de sus palabras podridas, de sus puños crispados, de su agresividad, ni de sus borracheras, si nunca han sentido unas manos amigas, ¿cómo exigirles que sepan querer ni ser amigas?
Qué vergüenza siento de tanta inmundicia, porque tengo oídos y no sé escuchar.
Que triste que el ego los queme por dentro, que sus ojos secos no sepan llorar, y su voz se pierda como hoja al viento al oído sordo de mi sociedad, de mis principios y creencias.

Qué triste que tengan al vacio de sus almas por techo, el frío que cala muy hondo en los huesos en las largas noches de sus soledades aún teniéndolo todo.
¡Ay! Qué vergüenza siento por no reparar en que soy culpable ¡por complicidad!

Hacrus.

Gracias mi Corazón fueron palabras de aliento en su momento...

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